miércoles, 16 de diciembre de 2009

Miedos



Estos últimos días fueron un poco desconcertantes para mí. Desconcertantes en el sentido de no saber bien qué rumbo tomar o para qué lado disparar.

Hace un poco más de dos semanas terminé con mi carrera, lo que implica tener que tomar decisiones que no resultan del todo fáciles y que, por lo visto, no tienen pinta de ponerse más fáciles todavía.

Cabe aclarar que antes de las decisiones, está el inevitable tema de los "miedos". Sí, miedo a no saber qué va a pasar más adelante. Miedo a no sentirse calificado para desempeñarse en el área para la que se estuvo preparando por cinco años o quizás más. Miedo a no saber cuál decisión es la correcta y cuál te dará más felicidad y satisfacción. Miedo a no cumplir con las expectativas que, tácitamente o no, las personas que nos rodean tienen de nosotros. Miedo a enfrentarse a lo inesperado. Podría seguir enumerando un sinfín de situaciones factibles de provocar "miedo", pero creo que estas son suficientes.


La cosa se complica más todavía cuando uno tiene que tomar decisiones con estos miedos de fondo. ¿Pero qué sería de nosotros sin estos miedos? Si todo nos diera lo mismo, si nada nos importara, no habría cambio en nosotros. El miedo es lo que nos impulsa a querer superarnos. Nadie quiere ser considerado un cobarde, ¿no? Es por medio de estas situaciones "complicadas" que tratamos de cambiar, de mejorar, de ser lo que queremos ser por más que eso parezca un objetivo lejano y difícil de alcanzar.

Tengo en mi mente una situación, bien patente, de cuando estaba en primer grado. Como se acostumbra en nuestro país, había llegado el momento de las vacunaciones. Recuerdo el miedo que tenía a que me pincharan con esa aguja, que para mí parecía mucho más larga y ancha de lo que era en realidad. Mientras estaba en la fila con el resto de mis compañeros, sufrí una ansiedad tal que en lo único que pensaba era salir corriendo y volver a mi casa. Uno a uno iban pasando y yo veía cómo lloraban y sufrían con estas enfermeras que habían llegado para arruinarnos el día. Por miedo, pero creo que por imitación también, comencé a llorar. Era mi turno. No quedaba otra. No tenía más opción que recibir el pinchazo. Cerré los ojos y seguí llorando. Mientras estaba en esa situación, noté que no pasaba nada. "¿Y? ¿Cuándo me van a pinchar?", pensé. Abrí los ojos, llenos de lágrimas aún, y miré a mi alrededor. La enfermera estaba tomando un poco de algodón y cinta para ponerme en la zona del pinchazo. Yo, inmersa en mi miedo, no había logrado comprender que se trataba sólo de un simple pinchazo. Nada del otro mundo. Nada por lo que otras personas no hayan pasado antes. Sin darme cuenta, todo lo que temía había pasado desapercibido para mí.



Toda decisión, con miedo de fondo o no, conlleva un resultado. Y éste resultado, por más insatisfactorio que nos parezca, puede ayudarnos. Ayudarnos a aprender que está bien equivocarse porque esto nos capacita para no cometer los mismos errores (algo que no he logrado todavía). Aprender que uno se va haciendo cada vez más fuerte ante los supuestos fracasos y más tolerante en situaciones frustrantes.


El que no arriesga, no gana. Eso es seguro. Y tomar decisiones es arriesgarse. Es ir en contra de la comodidad de no hacer nada.


A veces nos dejamos sobrepasar por las situaciones sin darnos cuenta que son "un simple pinchazo", Un obstáculo más por el que debemos pasar en la vida. No quiero con esto minimizar las cosas que nos pasan, pero sí  no darle más importancia de la que merecen.


Aprendamos a enfrentar los miedos y las decisiones que tenemos que tomar, no como quien se esconde debajo de las sábanas durante una tormenta, sino como alguien que sale a la calle en medio de la lluvia torrencial, aún sin paraguas.




3 comentarios:

  1. Me da un miedo dejar este comentario...

    ResponderEliminar
  2. Algo me dice que el miedo es parte de nostros. Sin miedo creo que la vida no tendria ese sabor que se traduce como "adrenalina", "sospecha", "duda" o "sinsabor"... Creo que lo mejor es disfrutar el momento y la sensación que nos atravieza... Darle su lugar, claro "no más de lo que merece"... Pero el miedo nos hace pensar, arriesgar, elegir. Nada más bello, libre y placentero que poder elegir.
    Vamos, la vida sigue y no espera por nadie...
    :)

    ResponderEliminar